La Imagen Personal en Adolescentes en muy importante
La Imagen Personal en Adolescentes en muy importante
Nuestra imagen personal es nuestra tarjeta de presentación, la mayor forma que tenemos de presentarnos ante el mundo y ante los demás, de decir: esto es lo que soy. Por ende, es lógico que esta cobre una gran relevancia durante la adolescencia, una época que se caracteriza por la búsqueda de la propia identidad.
Muchos jóvenes pueden llegar a obsesionarse con la imagen que transmiten, hasta el límite de llevar a cabo conductas nocivas o peligrosas. Por ello, como padres, hemos de comprender y guiar esta búsqueda, respetando su importancia y potenciando una autoestima sólida.
La imagen personal y la identidad
Con la adolescencia, llega la necesidad de establecer una identidad propia. Sin embargo, descubrir quién eres no resulta una tarea sencilla, y la respuesta se obtiene, muchas veces, tras un proceso de ensayo y error.
La imagen personal es una de las mayores herramientas con las que cuentan los menores para expresar esa nueva y preciada identidad. Pero, si tenemos en cuenta que está aún no está totalmente establecida, es lógico encontrar a los adolescentes transitando de una apariencia a otra, de un estilo a otro.
El problema surge cuando la presión social y la inseguridad toman el control del proceso. Cuando esto ocurre, las apariencias terminan cobrando una excesiva importancia y la esencia personal queda en el olvido. Para ayudar a nuestros hijos a desarrollar una adecuada imagen personal, hemos de conocer los elementos que la componen.
¿De qué se compone la imagen personal?
Apariencia externa: la imagen visual que presentamos ante los demás. Esto incluye vestimenta, maquillaje, accesorios o perfume. Así como la higiene personal o la imagen corporal. Es el aspecto exterior que otros perciben al mirarnos
Expresión: gestos, posturas, movimientos, estilo comunicativo. Son los elementos que entran en juego cuando estamos en movimiento. Nuestro tono de voz, hacia dónde dirigimos la mirada, las expresiones que utilizamos al hablar. Todo esto proporciona importante información sobre nuestra personalidad.
Actitud: es la esencia que queda impregnada en cada uno de nuestros actos. El hilo conductor de nuestro desempeño, la huella global que dejamos en los demás. Así, podemos mostrar una actitud servicial, indiferente, despreocupada, provocativa o benévola.
Todos estos elementos han de servirnos para exteriorizar, de forma natural, quiénes somos. Sin embargo, los adolescentes pueden caer en el error de anteponer su imagen a su persona. De tratar de utilizar la apariencia para formar un personaje que, creen, obtendrá aceptación y reconocimiento social.
Así, pueden embarcarse en peligrosas restricciones alimentarias para lograr una imagen corporal más delgada. O pueden actuar con indiferencia a pesar de estar inundados de sentimientos interiormente. Evidentemente, esto es dañino y perjudicial, y entorpece el descubrimiento de su verdadero ser. Por ello, como padres, debemos estar al pendiente y podemos poner en marcha ciertas estrategias que nos ayuden a prevenir estos estragos si miramos con más detalle a nuestros niños.