Cuidado de la Imagen al Hablar en Público
Cuidado de la Imagen al Hablar en Público
Una intervención hablada, incluso por un medio como la radio, requiere de algo más que la voz. Requiere de una presencia apropiada del orador, en cuanto a vestuario e higiene personal.
El vestuario, al igual que ocurre en cualquier otro acto o evento, deberá ir acorde a la “etiqueta” que se requiera. Si la intervención, es para un público general -no se enmarca dentro de ningún acto formal: una cena de gala, un homenaje, etcétera-, el vestuario deberá ser todo lo formal que la ocasión lo requiera -teniendo en cuenta otros factores: como el lugar donde tiene lugar el acto, hora de celebración, época del año, etcétera-.
El atuendo que lleve o cómo lo lleve una persona son cuestiones importantes. El vestuario puede ser indicativo de cuál es el estatus social -cada vez menos-, de quién es cada persona y de lo que pretende que los demás piensen por su forma de vestir.
Como siempre, hay que evitar los extremos. Se deben utilizar estilos y colores que le favorezcan y con los que se sienta a gusto cada persona. Si es posible, hay que evitar los conjuntos demasiado extravagantes.
Cuidado con el uso de complementos muy llamativos y otros objetos que pueden distraer al público. Por ejemplo, ese bolígrafo que mueve en forma de batuta, ese reloj que consulta de forma insistente, etcétera.
Antes de que digamos una sola palabra, el público se hará una idea o un ‘retrato’ de la persona por su aspecto personal. Hay que procurar no dar una primera imagen desfavorable. Es muy difícil de cambiarla a posteriori.
Un buen sistema para saber cómo debemos ir vestidos, es el siguiente: hay que ir vestido como el público espera vernos, pero no debe parecer que nos hemos vestido de forma diferente para dar ese charla o discurso.
¿Y, si el público son personas conocida?
Si los que nos escuchan son un grupo de personas que nos conocen, y saben cómo vestimos habitualmente, debemos corresponder con esa imagen, de lo contrario podría producirles un efecto negativo. Querer aparentar algo que realmente no somos.
Recuerda:
“La elegancia es guardar un equilibrio entre sencillez, pulcritud y distinción”.
Christian Dior